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viernes, 16 de abril de 2010

Tigresa


Como si la dificultad del idioma no fuera suficiente, en mi clase de francés huele a tigre. Me da que a tigresa. Ayer lo pasé fatal. Hablar en francés, sin saber el idioma, y sin respirar, las dos cosas a la vez, es muy complicado. Un rato, aguantas. Pero 135 minutos son muchos minutos. Es verdad que al de una hora te acostumbras, pero ¿y si a la tigresa se le cae la goma y se tiene que levantar a recogerla? Ese corto desplazamiento sirve para que la pesadilla vuelva a empezar. Miro a mi compañera de la izquierda y se ríe y hace un gesto como preguntándome "¿ahora lo acabas de descubrir?". Y sí, a punto de acabar el curso y ni me había dado cuenta. Será que me implico demasiado en el aprendizaje del francés y me abstraigo de todo lo demás. O igual que hace calor y lo que era un susurro se ha convertido en un alarido. Lo segundo parece más creíble. Y el martes, de vuelta a clase. Necesito algún consejo, por favor.

3 comentarios:

  1. Eso te pasa por estudiar francés. En una clase de Euskera nunca te pasaría ésto.

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  2. ¿Esta buena? ¿Te pone? Para aprender idiomas hay que poner puentes. En un Euskaltegi no sería una... Serían veintiuna.

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  3. Cuánto tiempo sin la sabiduría del critico larrauri. Se te echaba de menos.

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