Normalidad

Uno llega a una edad en la que relativiza casi todo lo que le ha agobiado a lo largo de la vida. Todos esos malos ratos que pasamos porque alguien no nos quiere o porque tu equipo del alma es el Athletic, con todo lo que ello conlleva. Lo vives de otra manera, con más calma, sabiendo que la mayoría de lo que consideramos desgracias no pasan de ser contratiempos inevitables a lo largo de una vida. Creo que se llama madurez. Por lo tanto es muy difícil que pierda los nervios, una actitud infantil, fruto de la inexperiencia. Os equivocáis. Están consiguiendo sacarme de mis casillas. Y todo por el maldito "sígno de normalidad". El mensaje del rey por ETB es un sígno de normalidad. Que la selección española juegue en San Mamés, normalidad. Que la vuelta a España pase por Euskadi, normalidad. ¿En qué país vive esta gente? ¿De dónde han salido? Resulta que vivimos en un lugar donde la mitad de los políticos llevan escolta, los jueces, también, donde hay más de doscientas mil personas con su opción política ilegalizada y nos vienen a decir que la normalidad va a llegar imponiendo una majadería tras otra. Si por circunstancias ajenas a la realidad consigues una mayoría parlamentaria todo lo que propongas no son más que "sígnos de anormalidad". También se puede llamar reconquista. O, precisando, españolear.

Un libro: "Espera a la primavera, Bandini", de John Fante
Una película: "Primera plana", de Billy Wilder
Una canción: "A galopar", de Rafael Alberti y Paco Ibañez