Como me pasó con "Blue Jasmine", entiendo a los detractores de "Inside Llewyn Davis". En la película de Allen me fascinó el personaje que encarnaba Cate Blanchett hasta ocultar las carencias evidentes de la historia -esa clase trabajadora de opereta, un mundo ajeno al director de "Maridos y mujeres". En la película de los Coen, entiendo la animadversión de muchos espectadores al personaje protagonista, el lacónico, triste y "auténtico" Llewyn Davis. Sobre todo porque estamos acostumbrados a otro tipo de perdedores, el típico incomprendido encantador, lo opuesto al ingrato y malencarado cantante de folk que interpreta con absoluta convicción Oscar Isaac. A mi me gusta la propuesta de los Coen, una historia contada con una coherencia aplastante, en la que la melancolía más extrema impregna cada fotograma. Ya vale de locos maravillosos. Vivan los enfurruñados.
Un apunte: no entiendo como a unos cines ubicados en un centro cultural como la Alhóndiga -construido con dinero público- no se les exija que algunas de sus salas proyecten en versión original. Me gustaría conocer el proyecto que presentó Golem para que se les adjudicará la explotación de estas salas. Es ilógico.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con lo que dices. No deja indiferente. La ausencia de matices en la constante de perdedor lo hace más creíble. Por eso, en la empatía que pueda donar el personaje, ahí duele que sea tan pasmado en su huída hacia adelante. No me digas que el tema que escoge para la audición no es para matarlo. Ni un juglar en su mejor versión. Por lo demás, fantástica propuesta de los Coen, como bien dices.
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