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viernes, 30 de octubre de 2020

Todo son ventajas

Por fin, ser un viejo tiene sus ventajas. Las restricciones por el Covid ni me rozan. Siempre estoy en casa antes de las 11 de la noche, mi movilidad habitual se reduce a Bilbao-Basauri y viceversa, el interior de los bares que frecuento es más amigable, sin las avalanchas habituales, y parece ser que nos viene una Navidad descafeinada, sin todo lo que la convierte en una festividad odiosa. Esta tarde voy al teatro, "Madre coraje" en el Arriaga, y antes y después de la obra me tomaré una cerveza. Me he tomado la temperatura y tengo 35,6 grados. Ni vivo, ni muerto. Un chiste: "Tres borrachos que llegan a la estación. ¡DIN DON DIN! El tren con destino a Barcelona, sale ahora mismo por la vía 4. Se ponen a correr, el Jefe de estación ayuda a uno a subir, luego ayuda a otro, y cuando llega al tercero el tren ha cogido ya velocidad, y no puede subirlo. - ¡Lo siento, pero ya es tarde! - Pues más lo van a sentir ellos, que habían venido a despedirme".

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