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jueves, 14 de octubre de 2010

Dominot


He aprovechado estos días de fiesta para viajar a Roma y saldar una cuenta pendiente del verano de 2009, cuando tenía pensado, después de recorrer media Italia, celebrar allí mi 50 cumpleaños. Acabé de fiesta con los amigotes, comiendo morcilla y chorizo en el Iñakiren Taberna, después de viajar con Adolfo a Alicante. Otra opción. No temáis, no tengo pensado contaros mis días de vacaciones. Todo el mundo sabe que Roma está muy bien, que se come y se bebe de maravilla, que está lleno de turistas y que el tráfico es un caos. Lo único reseñable que me sucedió ocurrió, cómo no, en un bar, el Baronato delle Quatro Bellezze, en Vía di Panico, 23. Un local con encanto, que se abre de jueves a domingo, adornado con libros y fotos, la mayoría con referencias a “La dolce vita”, la mítica película de Federico Fellini. En un principio todo transcurrió con normalidad hasta que noté que un señor menudo y muy mayor se fijaba en mi con intención de intercambiar algo más que miradas, y no me refiero a fluidos precisamente. Quería hablar. Algo hice que despertó su interés. Iba impecable, vestido de traje, comprado en los años 50 más o menos, y ataviado con sombrero. Se me pone delante y descubro que es un libro de fotos de “La dolce vita” que estoy mirando el causante de su atracción. Del intercambio de sonrisas pasamos a comunicarnos en francés y me cuenta que se llama Dominot y que aparecía en la película de Fellini. “Ça ce moi; Ça ce moi; Ça ce moi aussi...”, repetía, mientras me señalaba fotos en las que aparecía con Mastroianni y Fellini, durante el rodaje. Luego me enseñó fotos suyas repartidas por todo el bar. Volvimos a pasar del francés a las sonrisas hasta que decidió volver a la mesa, con sus amigos. Un hombre encantador. Ya de vuelta, he buscado más información sobre tan peculiar personaje y he encontrado lo siguiente: “Y una última sugerencia: un itinerario a pie y al atardecer, cuando el cielo parece una estampa de Piranesi (grabador italiano del XVIII). Comienza en el barrio de San Eustaquio (no te pierdas el café con crema en el bar del mismo nombre), sigue por via dei Coronari, la calle de los anticuarios, para desembocar en Vía di Panico, frente al castillo de Sant´Angelo. Esta última calle, de nombre inquietante, es recordada así por las ejecuciones papales. Hoy en día está repleta de locales de moda, como el Baronato delle Quatro Bellezze. Aquí, cada jueves, un personaje de la dolce vita romana llamado Dominot, travestido a lo Edith Piaf, interpreta en francés y sobre la barra del bar, “La vie en rose”".
Un texto escrito en 2006 y que ha perdido vigencia, ya que hoy la calle es muy tranquila y en el bar, además de Dominot y el camarero, apenas había gente. De todas formas, una visita obligada.

4 comentarios:

  1. Vas a comparar celebrar los 50 en Roma con celebrarlos en el Iñakiren Taberna. Una apreciación, también estábamos las chicas, no sólo los amigotes MUÑECO!!!!!!!!!

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  2. Estaban también las chicas, porque a ti, en mi 50 cumpleaños, no te vi. Ni Adolfo puede estar en dos sitios al mismo tiempo...

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  3. Ayyyyyyyyyyyy! Me he quedado atascada en la máquina del tiempo. Es verdad, "Muñeco" nació un año antes. Ves que cerca me siento de ti, que me parece que hasta estoy cuando no estoy.

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  4. Pues a mí, mientras el Fugitivo se encontraba con el extra de Mastroianni, casi se me liga una chica 10 años mayor en el choco Euzkarabilla. No sé que tendrán las coplillas de Garzón, que las vuelven locas...

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