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jueves, 21 de octubre de 2010
La Alhóndiga
“La Alhóndiga no es para tristes”. Con esta frase ha despachado el alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, a los que le critican por el déficit del nuevo icono de la capital vizcaína en 2010. Cenizos, que sois unos cenizos, les ha venido a decir. Para los que no lo sepáis, AlhóndigaBilbao es un antiguo almacén de vinos reconvertido en flamante centro cultural y deportivo gracias a Philippe Starck y los impuestos de los bilbaínos. Para Azkuna, los millones que se pierden hoy se recogerán multiplicados en el futuro y el que no lo entienda, pues eso, un triste de cuidado. Razón no le falta. Bilbao se ha transformado a pesar de muchos de sus defensores actuales. Que si qué locura hacer un museo al lado de la ría. Que si para qué queremos metro en Bilbao. Así todo el rato. Ahora le toca el turno a la Alhóndiga. De lo que se olvida Azkuna es que nadie sabe lo que nos deparara el futuro y que él debe rendir cuentas del presente. ¡Malditas cuentas!
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