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martes, 8 de octubre de 2019

Virulencia y calma


Lo primero, "Joker" no me dio más ganas de matar que las que tenía antes de verla. Eso sí, me dejó hecho una mierda, salí del cine tocado por la virulencia de sus imágenes. La película deslumbra, apabulla, con un Joaquin Phoenix monumental, pero... una película con un talante tan radical no se merece esos gratuitos flashbacks que explican la verdadera relación del protagonista con su vecina. Ni yo los necesitaba para entender lo que estaba pasando. Al final, ese desprecio a la inteligencia del espectador incrementó el mal cuerpo que ya tenía. Soy un objeto delicado. Y ayer, después del impacto de la película de Todd Phillips me sumergí en la calma de "El crack cero". Garci en su salsa, como único superviviente de unos tiempos, y de una forma de entender el cine y la vida, que ya casi nadie recuerda, ni añora. De tan demodé, "El crack cero" se ve con simpatía, con agrado, gracias a unos actores estupendos, con un Carlos Santos sobresaliente, y a la libertad de Garci por rodar lo que quiere sin importarle las modas y las exigencias del mercado. Un moderno chapado a la antigua.

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