Ayer una persona de mucho prestigio internacional en el ámbito de la sanidad comentaba en televisión la situación que vivimos por la pandemia. Aportaba todo tipo de datos, con argumentos incontestables, ante preguntas sin ningún rigor, relacionadas la mayoría con la apertura de bares y restaurantes y la supresión de las restricciones ante las próximas fiestas navideñas. El buen hombre tardó en darse cuenta, se notaba que llevaba años viviendo en el extranjero, de cómo somos y de dónde venimos y al final, visto el panorama, no le quedó otra que echar mano del refranero popular para explicar lo evidente. Y dijo "todo se resume con un refrán: El muerto al hoyo y el vivo al bollo". Ropo-pom-pón, ropo-pom-pón...
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