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martes, 6 de noviembre de 2012

España

Artur Mas es un tipo listo que en uno de los momentos más críticos de Cataluña ha optado por dar un salto en el vacío, lo que desconozco es si con red o sin ella. Ha conseguido de un plumazo que nadie hable de su política despiadada con los más humildes y todo se centre en el derecho de Cataluña a su soberanía plena. Es, como poco, un buen estratega. Y no es que dude de la buena fe del president y de su convencimiento, y el de miles -¿millones?- de catalanes, de que solo como estado independiente se garantiza el futuro de Cataluña. Es más, ni me va ni me viene. Lo que no me extraña es que cada vez sea más la gente que en las comunidades llamadas históricas quiera darse el piro de este sin sentido que algunos llaman España. Solo ver como el partido mayoritario y sus voceros oficiales –que ocupan la mayoría de periódicos, radios y televisiones- ha despachado un suceso tan lamentable como el ocurrido en el Madrid Arena. Nadie asume sus responsabilidades y las culpas las reparten entre Zapatero –faltaría más-, los DJs, la falta de valores de la juventud, el horario del evento y demás zarandajas. No se cortan y un problema de incumplimiento de la legalidad, que debería conllevar castigo a los culpables e intentar que situaciones parecidas no se vuelvan a repetir, lo convierten en un disparate surrealista. Aquí ya no se respeta ni a los muertos.

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