Candidatos

La semana pasada, Ciudadanos proponía "eliminar la pena agravada para los hombres que cometan delitos de violencia de género que se introdujo en la ley de 2004 y que validó el Tribunal Constitucional en 2008. Según la norma, la pena por lesiones que requieren de tratamiento es de tres meses para cualquiera, salvo en el caso de los hombres que agreden a sus parejas o exparejas, cuando sube a seis. Esta diferencia de trato se ha mantenido en las reformas posteriores del Código Penal" (El País). 

Al conocerse las intenciones del partido de Albert Rivera, el resto de formaciones políticas mostraron un rechazo visceral y empezó el ruido mediático. Lo normal en época electoral, si se insultan cuando el contrario propone cuestiones de una lógica aplastante no se van a callar cuando el tema resulta, cuando menos, polémico. Además de los improperios generalizados, surgieron otras voces que defendían la propuesta de Ciudadanos, algunas de ellas de personas con fundamento. Al margen de la idoneidad de sus argumentos, me llamó la atención que perdieran el tiempo justificando una propuesta que no aporta nada a la solución de un problema enquistado que necesita soluciones urgentes y de fondo. En ello pensé el domingo al leer la habitual crónica en El País de John Carlin. El periodista inglés incluyó en su artículo la siguiente cita de Winston Churchil: "El mejor argumento contra la democracia es una conversación de cinco minutos con el votante medio". Entre nosotros es suficiente con dar la voz al candidato medio. Ayer, un dirigente de Ciudadanos dijo refiriéndose a la ocurrencia de su partido que lo único que propugnan es "equiparar la violencia machista con la feminista". Y añadió este paladín de las libertades y la regeneración: "Una sola muerte por violencia de género es suficiente para preocuparnos, igual que una por tráfico". Una recomendación: antes de defender ciertas tesis, y a ciertos partidos, es mejor contar hasta 10.

Mañana os diré a quién tenéis que votar. Para que hagáis bien...