Castigo
Me pregunto por qué Dios me ha sonreído haciéndome tan clarividente ante la estupidez humana. Aunque mirándolo bien, que es como mejor se ve, parece más un castigo que un don. Se ha pasado y lo estoy pagando. Ahora que parecía que lo de los 8 apellidos se había calmado, y superado el trance que supone ver a dos boxeadores sonados debatir sobre sus chanchullos, llega lo de los galaxias y no viene solo, se trae consigo a la navidad. Habremos sido malos, de acuerdo, pero el castigo no puede ser tan contundente ni continuado.
Es como mi Asperger. Una maldición disfrazada de don.
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