"Cuanto más viejo soy más entiendo que en Rusia en 1917 mataran a millones de personas", me ha dicho un compañero de trabajo esta mañana. Lo ha dicho después de leer el periódico, el DEIA concretamente. La primera vez que se lo escuché, lo de Rusia, fue tras el primer discurso oficial de la infanta Leonor, la pizpireta hija de los reyes. Yo lo pensé ayer, cuando leí a una amiga de facebook insinuar que la subida del salario mínimo era una catástrofe para la economía. Y es que tengo unas amistades en facebook que no sé de dónde salen. Me pregunto cómo se inició esa relación, si fueron ellos o fui yo el que dio el primer paso. Y me dan mucha grima. Incluso tengo una amiga de esas que farda de bloquear sin piedad y siempre me pregunto por qué no soy yo uno de esos afortunados. Esta situación me retrotrae a una época en la que una de mis frases de cabecera fue "me ignoran". Y con motivo, un día no fui a trabajar y nadie se dió cuenta. Igual es eso lo que pasa, que tampoco nadie se ha percatado de mi presencia en el ciberespacio. Soy un ser insignificante y me lo hacen saber con un silencio estruendoso. Yo ya no sé ni lo que digo...
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miércoles, 29 de enero de 2020
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"Cuanto más viejo soy más entiendo que en Rusia en 1917 mataran a millones de personas", me ha dicho un compañero de trabajo esta mañana. Lo ha dicho después de leer el periódico, el DEIA concretamente. La primera vez que se lo escuché, lo de Rusia, fue tras el primer discurso oficial de la infanta Leonor, la pizpireta hija de los reyes. Yo lo pensé ayer, cuando leí a una amiga de facebook insinuar que la subida del salario mínimo era una catástrofe para la economía. Y es que tengo unas amistades en facebook que no sé de dónde salen. Me pregunto cómo se inició esa relación, si fueron ellos o fui yo el que dio el primer paso. Y me dan mucha grima. Incluso tengo una amiga de esas que farda de bloquear sin piedad y siempre me pregunto por qué no soy yo uno de esos afortunados. Esta situación me retrotrae a una época en la que una de mis frases de cabecera fue "me ignoran". Y con motivo, un día no fui a trabajar y nadie se dió cuenta. Igual es eso lo que pasa, que tampoco nadie se ha percatado de mi presencia en el ciberespacio. Soy un ser insignificante y me lo hacen saber con un silencio estruendoso. Yo ya no sé ni lo que digo...
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