Bobadas

Soy un especialista en decir bobadas. Tal afirmación viene a cuento ante lo dicho por Luis Goitisolo en El País el pasado domingo. El escritor catalán decía que era incapaz de decir bobadas. Que le resultaba imposible. Yo, en cambio, soy un torrente de palabras y frases sin sentido. Y no lo puedo evitar. Me acuerdo un año en San Sebastián, durante el festival, con Eugenio y Juan Carlos, que no paramos de repetir Mickey Rooney. Y todo porque el actor estaba por San Sebastián. Mickey Rooney, Mickey Ronney,...así cientos de veces. Y no exagero. Y cada vez que pronunciábamos el nombre, risas y más risas. ¿Insustanciales? Pues sí, parece evidente. En otra ocasión, también con Eugenio y Juan Carlos, más María José, compré un paquete de patatas que se llamaba Amama Isa. Repetimos tantas veces el nombre que hoy en día hay gente que me llama Amama. La manía de repetir bobadas sigue siendo una constante en mi vida. Mi ex me lo recordaba con absoluta precisión: “Se puede ser más alto, se puede ser más guapo, se puede ser más inteligente...pero más tonto, imposible”. Es lo que tiene el roce, que al final te acaban conociendo.

Un libro: “Memorias de una amante sarnoso”, de Groucho Marx
Una película: “Aterriza como puedas”, de Jim Abrahams, David Zucker, Jerry Zucker
Una canción: “No todo va a ser follar”, de Javier Krahe