¡A callar!
Hay que acabar con la turra de los balcones. Queremos mucho al personal de la sanidad, ya lo saben. Y la música para consumo interno, no para todo el vecindario, que cada uno es un mundo. Ahora toca aguantar a los hijos, a esos déspotas a los que les hemos hecho creer que mean colonia y que son los más listos y los más guapos. Y hagamos caso a los que saben un poco más que nosotros. Ya habrá tiempo de retomar nuestras trepidantes vidas. Y no nos olvidemos de quienes van a salir jodidos de verdad de esta locura. Solo por ellos, dejemos de quejarnos, que damos asco.
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