Ayer me senté frente al televisor para ver en Tele 5 el primer capítulo de la serie "Patria". Le dí al mando a la hora prevista y me aparecieron un grupo de chavales y chavalas llenos de tatuajes diciendo cosas que no entendía. "Hablan en un euskera demasiado cerrado para mi oído", me dije. Lo tuve que dejar. Está claro que todavía no ha pasado el tiempo suficiente para enfrentarme a mi pasado más reciente. Demasiado dolor para un martes de pandemia.
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