No soy de niños. Ni me producen ternura, ni me parecen especialmente graciosos. Cuando alguien me cuenta algo divertido que ha hecho un hijo o un familiar pequeño se me nota la falta de feeling. Son historias que no tienen, habitualmente, ni puta gracia. Pues ayer me contaron una que me hizo reír. Siempre hay una excepción. Así sucedió y así os lo transmito: una pareja joven, con una hija pequeña, de 5 o 6 años, discutían acaloradamente sobre un tema serio y que les preocupaba. En un momento de intercambio de reproches, la madre dijo “qué sepas que lo que yo no soy es...”, dudó cómo acabar y se quedó callada, momento que la niña, que estaba en la misma habitación, aprovechó para sentenciar “delgada”.
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martes, 24 de enero de 2012
Los niños
No soy de niños. Ni me producen ternura, ni me parecen especialmente graciosos. Cuando alguien me cuenta algo divertido que ha hecho un hijo o un familiar pequeño se me nota la falta de feeling. Son historias que no tienen, habitualmente, ni puta gracia. Pues ayer me contaron una que me hizo reír. Siempre hay una excepción. Así sucedió y así os lo transmito: una pareja joven, con una hija pequeña, de 5 o 6 años, discutían acaloradamente sobre un tema serio y que les preocupaba. En un momento de intercambio de reproches, la madre dijo “qué sepas que lo que yo no soy es...”, dudó cómo acabar y se quedó callada, momento que la niña, que estaba en la misma habitación, aprovechó para sentenciar “delgada”.
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A mí no me gustan ni los mios
ResponderEliminarSiento corregirte, pero es un niño y tiene 3 años. Ya sé que no es relevante pero es por precisar..
ResponderEliminarAgradecido por la corrección.
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