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viernes, 17 de febrero de 2012

Berlín


Me dice El Aventurero que cuente algo de mi estancia en Berlín. Lo primero, una recomendación: para conocer la ciudad lo mejor es hacerlo en primavera o verano. A pesar de las inclemencias meteorológicas, pude intuir que Berlín es una ciudad dinámica, acogedora para el visitante, asequible para bolsillos no muy desahogados y el centro neurálgico de la cultura alternativa de Europa. Acompañado de Irune, visité varios museos, innumerables bares y algunos restaurantes. Comí y bebí con fundamento, me pateé los barrios de Mitte y Kreuzberg y no tuve que hablar con ninguna persona ajena a mi círculo más cercano (Además de Irune, Toño, Txus y, ocasionalmente, José Luis Rebordinos, el director del Festival de Cine de San Sebastián). Es lo bueno de no saber idiomas. Me gustó particularmente un restaurante llamado Markthalle, en Pücklerstrasse 34, en el barrio de Kreuzberg. Nos lo recomendó Rebor. La especialidad de la casa son los schnitzel, lo que aquí conocemos como escalope, acompañados de ensalada de patata y ensalada verde. Un plato sencillo pero suculento. De postre, si todavía te quedan fuerzas, puedes optar por una tarta de manzana (Apfel Strudel), típico postre alemán. Todo ello acompañado por una cervezas de trigo. Un festín. Por último, y por comentar algo de la Berlinale, deciros que estuve a un palmo de Léa Seydoux. Es la chavala de la foto. En fin.

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