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miércoles, 27 de febrero de 2013
Hablar por no callar
Antes, no hace tanto, para poder opinar en cualquier reunión de fuste había que tener una preparación, haber leído, al menos, un libro en la vida, por ejemplo. Ahora da igual. Se discute sobre cualquier tema y el único requisito, además de echarle jeta, es tener un timbre de voz potente. Sí lo tienes, adelante. Así nos va. Nunca se había hablado tanto de economía. Incluso opinan los que se atragantaban con las matemáticas en la escuela. Y en todos los ámbitos se vive una situación parecida. Pena da ver al pobre Toni Cantó en el Congreso de los Diputados. Lo mismo habla de Igualdad, que de los derechos de los animales o de lo que toque ese día. Todo por no callar.
"Ya lo decía mi padre, entre tres, el que más habla es el más tonto". Desmon
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