Los amigos

Mientras la gente opina contra la próxima apertura de un Starbucks, a mi me indigna la cantidad de bares de pintxos -malos- que inundan Bilbao. Esos locales repletos de pintxos de mierda son los que ponen en peligro nuestra idiosincrasia, que no sé lo que es pero suena bien. Me pasa con casi todo. Que a la gente le gusta Meryl Streep, pues a mi Julia Roberts. Que la gente maldice a la hinchada de otros equipos, pues yo no soporto a la del mio. Es un sin vivir. La semana pasada una amiga me reprendió por poner a parir a un amigo por su forma de llevar un negocio. "Es tu amigo", me dijo. Por eso, le respondí, si no le conociera de nada me haría gracia y no me preocuparía. A él se lo he repetido hasta la saciedad, pero no cambia, por lo que es necesario internacionalizar el conflicto. Está bien visto opinar sobre personas que no conocemos y, en cambio, es políticamente incorrecto hablar sobre las que padecemos. Si optara por guardar silencio, mi amigo nunca cambiaría su forma de actuar, lo que seguramente le llevaría a la puta ruina. Eso sí, jodido pero con un montón de buenos amigos que nunca dirán nada malo de él. Pobre.