El sábado terminé de ver la cuarta, y última, temporada de "Masters of sex" y me he pasado el domingo de luto, como si hubiera sufrido la pérdida de un ser querido. Y es que 46 episodios después puedo decir que sé más de Virginia Johnson y William Masters que de mis vecinos o compañeros de trabajo. Ahora entiendo a esas personas que se llevan un disgusto morrocotudo cuando se muere una persona famosa a la que solo conocen por la prensa o la televisión. Hace nada tuve que pasar página y enterrar a Hannah Horvath y a las demás chicas de "Girls". Y pronto le tocará el turno a Ray Donovan, a Jess y a Diana Lockhart como antes me abandonaron Alicia Florrick, Omar Little o Tony Soprano. De disgusto en disgusto. No recuerdo que hacía antes de que las series se instalarán en mi vida. Seguro que lo mismo que ahora, perder el tiempo, y es que no voy a culpar a unos personajes de ficción de tirar mi vida por la borda. Solo me queda agradecerles su compañía e intentaré no cogerles mucho cariño a los que vengan en el futuro. Como a los vecinos y compañeros de trabajo, más o menos. Y de todo lo visto hasta ahora, me quedo con el tercer episodio de la sexta y última temporada de "Girls". Se titula "American bitch" y habla de las sombras del abuso, sexual y de poder, tomando como referencia a un seductor escritor de éxito y su relación con sus admiradoras. Treinta minutos imborrables. Un joya.
"A veces, cuando estaba dando la clase, se ponía detrás de mí y me frotaba el cuello". Hannah Horvath (Lena Dunham) en "American bitch" ("Girls")
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