Soy feliz

Hoy me he levantado de la cama decidido a ser feliz. Dispuesto a ver la botella siempre medio llena. Si hace sol, ¡qué bien que hace sol! Si llueve, ¡será bueno para el campo! Y así todo el rato. Ser feliz mola. Aunque la gente me mire raro, se les ve que piensan que me he equivocado con la medicación. Como cuando llega José Félix medio dormido porque se ha tomado la pastilla de la noche. Hablando de José Félix, me contó ayer que fue a la comisaría de la Ertzantza a informar a los agentes de posibles hurtos en un quiosco de Basauri. “Me perdí y no sabía salir. Estuve deambulando por la comisaría y tuve miedo porque podían pensar que era un detenido que intentaba fugarse”, me dijo. Me hizo gracia, y eso que todavía no era feliz. Hoy me ha divertido mucho una historia que me ha contado mi jefe. ¡Cómo son los jefes! El mío me hace gracia hasta cuando estoy triste. Siempre me pregunto cuándo fue la primera vez que tiré la toalla y acepté con normalidad el absurdo que vivo a diario. Nunca me hice muchas ilusiones respecto a mi futuro, pero ni en la peor de las pesadillas me había imaginado un presente así. Y eso que soy feliz...