Vicios privados, virtudes públicas
"Que pienses como Anasagasti es preocupante, aunque lo terrible sería que te peinaras como él", me han dicho esta tarde. Hay gente que sabe dónde duele. Lo gracioso es que "El lobo de Wall Street" ha desagradado a Anasagasti -y a las momias que invaden los cine- por lo único que a mi me ha resultado interesante: saber hasta dónde puede llegar una major a la hora de hacer públicos ciertos vicios privados. Y la verdad es que Scorsese se comporta como un auténtico cerdo. Y yo que se lo agradezco. Lo que no le perdono es que después de la sorpresa inicial se quede en la anécdota y no se preocupe de dotar de fuerza y credibilidad a unos personajes que nunca pasan de la caricatura más extrema. Es posible que en la vida real unos imbéciles pudieran engañar a todo el mundo. Lo que ocurre es que en el cine tiene que resultar verosímil. Y no me lo creo en ningún momento. Y me aburren y eso ya son palabras mayores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario