El verano se acaba y la casa sin barrer. Me salva de la depresión que a mediados de septiembre me espera el Festival de Cine de San Sebastián. Una semana en Donostia significa gasolina para unos meses. Durante julio y agosto el cine me ha servido de refugio. No quiero ni pensar que hubiera sido de mi este verano con una huelga de cines. Tengo que ponerme ya a recomponer mi vida. Hoy empieza el primer día del resto de mi vida.
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