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lunes, 31 de agosto de 2009

Amélie Nothomb, mi compañera de viaje

De repente me he dado cuenta que en mis épocas de crisis existencial me da por leer compulsivamente a un autor. En otro momento difícil de mi vida no podía dejar de leer las novelas de Andrea Camilleri sobre el comisario Salvo Montalbano. Ahora me ocurre algo parecido con Amélie Nothomb. He descubierto que alguien que me resultaba ajeno, a quien sólo conocía por una obra de teatro basada en una de sus novelas, “Cosmética del enemigo”, y de alguna entrevista en el periódico, se iba a convertir en mi compañera de viaje hacia la normalidad. En dos semanas me he leído tres de sus novelas y hoy mismo compraré una nueva. Todo empezó buscando en el Fnac un libro que me cupiera en el bolsillo trasero del pantalón, como compañía para esos tiempos muertos que paso en cines, metros y trenes. Tengo la manía de llegar siempre con bastante antelación por lo que algo para leer siempre me sirve de gran ayuda. Mientras leo me obligo a no pensar. Esa es mi gran aspiración, tener el cerebro en blanco. A lo que íbamos, me encontraba buscando un libro para mi bolsillo cuando topé con uno que me llamó la atención. La autora me resultaba reconocible y el tema me interesaba. Hablaba de forma autobiográfica de su experiencia cuando era una joven veinteañera en una multinacional de Tokio. El interés sobre Japón prendió en mi este verano, cuando fue durante unos días mi posible destino de vacaciones. Este no-viaje, unido a algunos comentarios de prensa que había leído sobre la última película de Isabel Coixet, fue lo que me impulsó a decidirme por “Estupor y temblores”. El flechazo fue total. Lo que no he sentido con “Mapa de los sonidos de Tokio”, película por momentos irritante pero que ha conseguido que aumenten mis ganas de visitar Tokio y de comer sushi a todas horas. Mi verano ha transcurrido entre películas y libros. Como mi presente. Una vez más el cine ha sido mi último refugio. En el Museo de Bellas Artes tuve el inmenso placer de volver a ver “Plácido”. El cine me devolvía la ilusión perdida. Me volvió a pasar con “Enemigos públicos”, con “Up”. Me sorprendió “Tres días con la familia” y me reí con “Pagafantas”, con esa capacidad que tiene el personaje por ver siempre la botella medio llena. Siempre piensa que su oportunidad va a llegar. Nunca se rinde. Pero volvamos a Amélie Nothomb. El siguiente libro que leí fue “Antichrista”. Hay más violencia en la relación entre las dos adolescentes de la novela que en toda la truculencia que despliega en su última película Lars Von Trier. El flechazo ya era total por lo que busqué fuera de la sección de bolsillo. Un libro de cuatro cuentos, con bonitos dibujos, en una edición muy cuidada, fue mi tercera incursión en el universo de la escritora belga. Una delicia. Hoy, un libro sobre sus tres primeros años en Japón. El siguiente, sus años de niña en China. Creo, como me ha pasado con Camilleri, que la señorita Nothomb ya forma parte de mi vida. Aunque pase la crisis...

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