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martes, 11 de octubre de 2011
Libros
Tengo al lado de casa tres establecimientos que venden periódicos: una panadería, una tienda de chucherías y una librería. El sábado me decidí por esta última. Allí me encontraba haciendo cola para comprar el periódico cuando oí el siguiente diálogo entre un joven que tenía delante y el librero:
Joven: ¿Tiene “La montaña mágica”, de Thomas Mann?
Librero: ¿Cómo?
J.: “La Montaña mágica”, de Thomas Mann.
L.: ¿Sabes la editorial?.
J.: No.
L.: Sí ese título existe y me traes el nombre de la editorial te lo puedo conseguir.
J.: Vale.
No me imagino a alguien preguntando en una ferretería si tienen un destornillador y que le contesten “¿Cómo?”. Dicen qué hubo un tiempo en el que las librerías las regentaban personas amantes de la literatura y los libros y no personas que se han quedado en el paro a una edad difícil. Hablando de edades difíciles, acabo de terminar mi primer Thomas Bernhard (1931-1989), al que seguro seguirán varios más.
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Yo también echo de menos los tiempos en los que iba a comprar libros en la librería Fuentetaja de Madrid, y el vendedor para toda compra tenía su comentario o sugerencia...Ay!
ResponderEliminarNo hace mucho fui al Corte Inglés (de Bilbao) buscando "Allegro ma non troppo", de Carlo Maria Cipolla, y prudentemente opté por preguntar por el título, en vez de por el autor (las veía venir). Recuerdo el diálogo entre los dos extrañados empleados mientras buscaban en el ordenador "¿Alegro? Yo creo que "Non Tropo" va a ser la editorial"... Y así todo el rato.
Eso te pasa por no ir a Biok!
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