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sábado, 26 de enero de 2013
Carnavales
Colas en las tiendas de disfraces, señal evidente de que se acercan los carnavales. Y me imagino que nada ni nadie lo podrá remediar. Hay dos opciones, o participar y esmerarse en que el ridículo sea el menor posible o quedarse en casa y esperar a que escampe. Y no es que tenga nada contra los carnavales. Al contrario, los tengo mitificados: mujeres y hombres escasos de ropa, bailando sudorosos al son de ritmos brasileños. Apetece. Con los carnavales me pasa como le ocurría a Savater con las actrices más carnales de su infancia y adolescencia -Ava Gardner o Rita Hayworth-, que no se las imaginaba con él en la ducha, sino compartiendo cama con los galanes de la época. Para mi los carnavales tienen algo de mítico e inaccesible, como las diosas del celuloide para el filósofo donostiarra. Y es mejor que siga siendo así.
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Tu tienes mitificados los carnavales de Rio y Tenerife donde se lleva poca ropa en los disfraces, pillín. Pero ¿que me dices de los de aquí? Disfraces de oso orejón, romanos, 101 dalmatas...
ResponderEliminarA ver quien tiene güevos de disfrazse, por ejemplo de Tarzán. Brrrr.