Desde "Pepito Piscinas" no se había visto una imagen igual. El Películas de gorrilla entre los taxistas de Nueva York. Cuando ya nadie daba un duro por su continuidad en la gran manzana, parece que ha encontrado un trabajo que por lo menos ha conseguido hacerle sonreír. La alegría ha vuelto a su vida. Congratulémonos de ello, pero no nos hagamos muchas ilusiones. Ya sabemos lo que dura la alegría en la casa del pobre...
No está trabajando de gorrilla. Está conduciendo un taxi gitano, uno de esos coches de pago que van a sitios peligrosos y pocos recomendables de la procelosa selva de asfalto...
ResponderEliminar