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martes, 30 de abril de 2013

Fervor real


Veo el fervor con que los holandeses -o una parte importante de ellos- reciben a sus nuevos reyes y se me cae el alma al suelo. Dan ganas de que los norcoreanos tiren unos cuantos misiles nucleares y acaben ya de una vez con esta farsa de mundo. ¿De verdad a alguien le importan estos dos chavalotes sonrosados y regordetes? Y esas niñas repelentes que les acompañan. Si uno ya no puede ni confiar en los holandeses, qué me queda. Lo que hay que resaltar es la gran labor que realizan los encargados de lavarnos el cerebro. No descansan.

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