La dimisión de Guillermo Zapata como concejal de Cultura del Ayuntamiento de Madrid me produce perplejidad y preocupación. Unos chistes sin gracia, escritos en un contexto de debate sobre "Los límites del humor" y publicados hace cuatro años en las redes sociales, han generado en ciertos medios más alarma social que el expolio permanente de las arcas públicas. Guillermo Zapata es solo una excusa para continuar demonizando a quienes se han propuesto poner fin a la impunidad de los poderosos. Unas bromas que pretenden generar debate, por muy macabras que sean, no pueden dinamitar la carrera política de nadie. Todos sabemos, incluidos los que han alentado su linchamiento, que Zapata no es racista, ni violento, sino todo lo contrario, un activista vinculado a movimientos populares en el ámbito de la cultura. Dar la razón a los de siempre solo porque meten mucho ruido igual no es una decisión acertada. Es una muestra de debilidad y las alimañas huelen el miedo. Son insaciables y no van a parar.
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Pues oye, a mi si que me hizo gracia el chiste de los judios.
ResponderEliminarGenial ayer (y como siempre) El Gran Wyoming sacando los "chistes" de los peperos del estilo, "los fusilados por Franco igual se lo merecian". El tonto la baba que lo dijo se presentó para alcalde el pasado 24 de Mayo y volvió a ganar.
Pais, que diria Forges.