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lunes, 17 de agosto de 2015

En el ambulatorio


No sé si hablar de lo borrega que es una parte de la afición del Athletic o de la medicina tradicional. Sí, mejor de lo segundo que es menos polémico. La medicina tradicional, lo de ir al ambulatorio a que te den pastillas y esas cosas, sirve si no te pasa nada o estás jodido de verdad. Si tienes un problema físico no grave pero que te impide vivir con normalidad mejor que te olvides, que no va con ellos. Llevo todo el verano con un dolor de cuello que me impide sacar el hombre alegre que llevo dentro. Decido ir al médico y me dice que pocos remedios existen para mi problema. Ni me pregunta dónde trabajo, igual es importante que me paso 7 horas todos los días delante de un ordenador, ni si las molestias que siento me impiden trabajar, nada de nada. "Toma diez días estas pastillas que te voy a recetar y vuelves si no mejoras", me dice. Le contesto que llevo tomándolas desde principios de julio y me responde con absoluta normalidad "pues en vez de una al día, toma dos". Hala, a tomar por culo y no seas llorica que no te vas a morir. Y no molestes. Al final, un fisioterapeuta en dos sesiones bien remuneradas ha conseguido que vuelva a sonreír. No todo el rato, por supuesto. Lo que me pregunto es qué le impide a un médico recomendar a un paciente con dolores musculares que acuda al fisioterapeuta en vez de abotargarle a pastillas. 

1 comentario:

  1. No te pongas a pensar el por qué que se te vuelve a ir la sonrisa.

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