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martes, 17 de noviembre de 2015

Love


En el primer café de la mañana, antes de comenzar la dura jornada laboral, nos juntamos cuatro compañeros de trabajo. Habitualmente los temas a tratar suelen ser de carácter doméstico, que si el Athletic, que si el cabrón del jefe, todo muy leve. No suelen darse grandes discrepancias y todo transcurre sin sobresaltos. Aunque la cuestión a debate de hoy tenía mayor complejidad, los atentados de París, la hemos afrontado con la normalidad y la complicidad de siempre. Al final, hemos llegado a la siguiente conclusión, por si a las autoridades les pueda interesar nuestra opinión: la clave del yihadismo en Europa está en el love. En la falta, más bien. Uno de los contertulios, el más listo, lleva gafas y tiene estudios superiores por correspondencia de peluquería, especialidad en color y tinte, ha dicho "tú a un paria de la tierra le escuchas, le dices que es el puto amo, que se come el mundo y en un plis plas se enfunda un cinturón lleno de explosivos y se va a matar infiles más contento que unas castañuelas". Se que no es un tema para frivolizar, pero creo que algo de razón tiene mi amigo. No entiendo porque nos extraña que personas nacidas en Europa odien lo que representamos. Les recluimos en ghetos, les arrebatamos el derecho a soñar, a sentirse participes de un proyecto en común y nos escandalizamos de que nos odien y quieran nuestra destrucción. En resumen, más love y menos bombas. Por probar...

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