Seguidores

miércoles, 22 de febrero de 2017

A la calle


Emulando a Krahe, no todo va a ser trabajar. Me tomo un descanso hasta el próximo lunes. Volveré con la misma desgana que me caracteriza desde hace ya casi 10 años. Necesito que me pasen cosas para poder contarlas. Pequeñas historias, como la que viví en mi último viaje, donde conocí a una persona de quien solo tenía una referencia: "X es tonto, muy tonto". Esperaba encontrarme a alguien con los mocos colgando o con la boca abierta y la lengua fuera. Y no, resulta que X era un tipo bonachón y educado, y un poco simple, para que negarlo. Después de darle vueltas al asunto llegué a la conclusión de que lo que irritaba de X es que vivía feliz, el muy tonto. Y es que antes me pasaban cosas. Incluso en Bilbao. Como cuando iba al gimnasio. Recuerdo que el primer día, nada más pasar el torno de acceso, oigo como un chaval bien parecido, un musculitos con camiseta fosforita ajustada, le dice a otra persona humana del mismo estilo: "ahora estoy leyendo "Ética" de Spinoza". Lo primero que pensé es que me iban a echar del gimnasio por inculto y no por vago. Lo tuve que dejar, mucha presión. También iba a estudiar francés y encontraba historias interesantes que poder contar. Un día, la profesora  comenzó la clase presentándose, “je m´appelle Olga”, hasta que un chico situado a mi izquierda le preguntó si “iba a hablar todo el rato en francés”. Esas palabras fueron un bálsamo para mi angustiado cerebro. Estaba en la mejor compañía posible. Alguien capaz de preguntar al profesor de clases de francés si iba a hablar en ese idioma es alguien que contará siempre con mi simpatía. Me relaje hasta que la profesora pasó lista y el citado individuo no aparecía por ningún lado. “Ya decía yo”, dijo todo sonriente al descubrir que se había equivocado de lugar. Nunca sabré qué hacia allí, qué idioma estudiaba, ni si estaba matriculado o sólo se había refugiado en la clase porque fuera chispeaba. Estas pequeñas anécdotas son antiguas, ya las había contado. Salgo de mi parálisis durante unos días en busca de aventuras tan excitantes como las que acabo de narrar. Un influencer tiene que estar al pie de la calle. Hasta el lunes.

"Creí que era una aventura y en realidad era la vida". Joseph Conrad

4 comentarios: