Un periodista andaluz expresaba ayer por las redes sociales su preocupación por la banalización con la que asistimos a la irrupción de la extrema derecha en España. No sé si alguna vez se habían ido, pero en los últimos días se han venido arriba con la complicidad de un poder que hace como que no pasa nada. En la defensa de la unidad de España todo suma, no se va a defender la patria solo con el posicionamiento de cuatro intelectuales muy preocupados porque se cumpla la Constitución y que en cuanto vean sangre se van a dar el piro. A la chavalada, como dice Gerardo Tecé, no le importa pringarse las manos si es necesario. Y acojonan, porque nos retrotraen a tiempos muy negros. Si a ello unimos las declaraciones incendiarias de varios dirigentes populares, el panorama se presenta desolador. Esta tarde, el Parlament decidirá qué camino elegir, o la república catalana, una especie de Freedonia marxista, y mucho sufrimiento, o claudicar una vez más, con la consiguiente frustración de tanta gente a la que se ha hecho creer que esta vez era la definitiva. El precipicio o el precipicio. Nunca cambiaremos.
"Puede que tal persona parezca un idiota y que actúe como un idiota, pero no te dejes engañar: realmente es un idiota". Groucho Marx
"De todas las historias de la Historia la más triste sin duda es la de España porque termina mal". Jaime Gil de Biedma
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