Siento, como no podía ser de otra manera, tristeza y rabia por la muerte del niño de Almería, pero también indignación por muchos de los comentarios al respecto vertidos en las redes sociales, el pueblo enfurecido si que da miedo, y por cómo los medios de comunicación convierten en un espectáculo inmoral un drama que todos lamentamos. Hoy es un día para no encender la radio ni la televisión, no quiero ni imaginarme lo que se estará diciendo en los programas matinales, y si para reflexionar desde la calma sobre el mundo en el que vivimos. Decía Fernando Savater que los días posteriores a la muerte de Diana de Gales solo leía el EGIN, el único periódico que no entró en el disparate en que se convirtió el mundo de la información durante aquellos días. Que todo el peso de la ley caiga sobre la culpable o culpables y dejemos a Gabriel descansar en paz. Todo lo demás, sobra.
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