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jueves, 25 de abril de 2019
Discreción
Ayer se me hizo tarde para ir a comer a casa y lo hice un un bar de Basauri. Un local pequeño, con pocas mesas para dos personas y una mesa redonda grande donde compartir el espacio con otros comensales. Me senté en una mesa justo al lado de la redonda, ocupada en ese momento por dos chicas. Mientras daba cuenta del segundo plato, una mujer se sentó también en la mesa grande y lo primero que les dijo a las chicas, a las que no conocía, fue "lo siento, pero no tengo ganas de hablar". "No hay problema", le contestaron. Yo estaba ya con el segundo plato, pensando en qué le pasa a Albert Rivera y no encontrando respuesta. Antes de que me llegara el postre, la mujer discreta había contado a sus compañeras de mesa dónde vivía, cómo se llamaba, cuántos años tenía, dónde trabajaba y les había enseñado fotos de un tipo al que la semana pasada se había follado en Ibiza. En ese breve espacio de tiempo también les dijo que le gustaban mucho los judíos, que los palestinos son unos quejicas, que se había muerto una amiga y que una vez, en un spa, un tipo que se le acercó "se corrió nada más darle unos besos". En la piscina. Del Spa. ¿Qué le pasa a Albert Rivera?
"No cualquiera se vuelve loco, esas cosas hay que merecerlas". Julio Cortázar
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La chica es como yo cuando no tengo ganas de hablar... Digo, de callar...
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