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miércoles, 8 de julio de 2020

Más cine y menos Mia



Ya he leído "A propósito de nada", las memorias que ha escrito Woody Allen como excusa para defenderse de la acusación de abuso sexual por parte de Mia Farrow, vía Dylan, la hija de ambos. Digo lo de excusa porque el director de "Annie Hall" dedica demasiado tiempo a la parte de su vida que menos me interesa, aunque entiendo que haya necesitado alzar su voz ante una acusación tan grave. La primera parte, infancia y primeros pasos como cómico, es una pura delicia, con anécdotas muy divertidas y que ayudan a entender mejor al personaje y a su obra, sin duda una de las más influyentes de las últimas décadas. En el resto del libro, Allen habla con menos pasión de la esperada de lo que le gusta y elude con elegancia a personas y situaciones que le han incomodado a lo largo de su ya larga existencia, cumple 85 años el 1 de diciembre, salvo en su ajuste de cuentas con quien le ha amargado la vida en los últimos años. Recalca su faceta de escritor y la importancia del guión en el resultado final de una película; nos recuerda su pasión por Bergman, Fellini o Buñuel; y evoca sus amores: Manhattan, París, Diane Keaton, Tennessee Williams, Arthur Miller, Groucho, S. J. Perelman, el jazz, hasta llegar a la felicidad plena con su mujer Soon-Yi. En las últimas páginas evoca su paso por San Sebastián para rodar su última película, "un mini paraíso" donde reconoce que tanto él como su familia fueron felices. Y también habla de sus películas, como es lógico, pero con la indiferencia de un artista insatisfecho con su obra. Más cine y menos Mia le hubiera sentado de maravilla a este divertido, con su reverso trágico, repaso a la vida de un cineasta inmortal.

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