En los momentos críticos, las personas sabemos estar a la altura de lo que se espera de nosotras. Nadie confiaba en nuestra responsabilidad cívica post confinamiento y así ha sido. Nunca decepcionamos. Apuramos la vida ante el temor de que nos vuelvan a encerrar en casa en plan "que nos quiten lo bailao". Podríamos optar por la cautela, por cumplir las normas, pero no seríamos nosotros. Leí ayer a alguien que decía que lo más duro de esta situación es que resulta imposible esconder la realidad, que nos muestra tal y como verdaderamente somos. Un último esfuerzo y a aplaudir de nuevo a las 8 de la tarde desde los balcones. ¡SÍ SE PUEDE!
No hay comentarios:
Publicar un comentario