Cafés

Recordaréis que escribí sobre la apertura del Gran Café El Mercante, antes conocido como
el Boulevard, un texto que incluía algunas pegas, más por razones sentimentales -añoranza de un Bilbao, el de los cafés de todo la vida, que ya no volverá- que por cuestiones objetivas. Mis discrepancias dieron lugar a varias réplicas que cuestionaban mis afirmaciones. Nada que objetar. Además, quiero destacar el cambio sustancial que ha supuesto para la imagen exterior de El Mercante la habilitación de una terraza con diez mesas situada justo a la entrada del café. Por no hablar del elegante toldo que la cubre. Para que veáis que también sé ver la botella medio llena. Solo necesito que me den motivos... Os preguntaréis a qué viene ahora una entrada sobre los cafés de Bilbao. Muy sencillo, siempre que viajo por Europa veo la importancia que se da a preservar los locales emblemáticos de cada ciudad, manteniendo el espíritu del café como lugar de encuentro. En Ámsterdam visité uno de esos locales de toda la vida, el Hoppe, y me invadió la nostalgia del Bilbao de La Concorida, el Windsord, el Boulevard, el antiguo Bilbao, el Iruña o La Granja. Me estoy haciendo mayor...