Hay que reconocer que Dani Rovira es un tipo valiente. Cuando lo lógico sería huir, decide enfrentarse de nuevo al reto insalvable que supone presentar con éxito los Goya. Insultar al presentador y a todo lo que se mueva ese día forma parte del protocolo, no se entenderían los Goya sin esas ofensas y descalificaciones. Es más, creo que la polémica que genera es una de las razones de su supervivencia. El Rovira actor de cine y presentador de galas no es santo de mi devoción. En cambio, al monologuista lo respeto. Le he visto en varias ocasiones y no me amargó el día. Y eso que con los monologuistas me ocurre algo curioso, o me encantan o me irritan, no tengo término medio. El humor que me gusta es el de Faemino y Cansado, Joaquín Reyes, Ignatius Farray o Raúl Cimas, unos tipos que han hecho del absurdo un arte. El gracejo andaluz y los cuentachistes, como que no. Pues Dani Rovira tiene más gracia de la que le presuponía. Y conecta con el público como solo lo hacen algunos elegidos. No es Larry David o Louis C.K., pero tampoco lo pretende. Un tipo valiente.
"Si Jesús hubiera sido ejecutado hace veinte años, los niños cristianos no llevarían cruces en el cuello sino sillitas eléctricas". Lenny Bruce
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