Si hay una persona voluble, esa soy yo. Me adapto a lo que me echen. Voy del blanco al negro y viceversa sin despeinarme. Y no solo por la falta de pelo, aunque ayuda. En las relaciones sociales siempre me quedo en la superficie, sin profundizar, para no entrar en conflicto con la gente tan maja que conozco. También ayuda el no decirle nunca la verdad a la otra persona, aunque te lo pida. Mentir aunque te vean, que decía un amigo. Si me encuentro con un conocido que es muy conservador me transformo en un troglodita vehemente. Cuando noto que sobreactúo y que pierdo credibilidad recurro al clásico "a dónde vamos a ir a parar" para poner punto final a la conversación. Si la persona es de signo político contrario, lo mismo pero para acabar utilizo el nombre de uno de los grandes revolucionarios de este siglo: "ya lo dijo Willy Toledo". Soy lo que se llama un tipo adaptable, cualidad que me viene de mi trabajo como relaciones públicas. Lo expliqué en una entrada de hace ya unos años, después de un estreno de cine, cuando todavía era asiduo a todo tipo de saraos: "Ayer, según con quién hablaba, la película me parecía una cosa o la otra. Con unos asentía y decía que sí, que ya era hora de que el cine vasco, y más el hablado en euskera, tratara estos temas. Si me encontraba con alguien a quien no le había gustado la película, también asentía y me reía con cualquier descalificación sobre la película. Incluso aportaba maldades de mi cosecha. Soy relaciones públicas y eso marca". Solo quiero que la gente sea feliz...
"Cuando todo el mundo está loco, ser cuerdo es una locura". Paul Samuelson
Vamos, que eres de plastilina mental.
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