Me dicen de la inmobiliaria que esté tranquilo, que las chicas siguen interesadas en el piso. El único problema es que “la hermana del novio de una de ellas puso alguna pega”. Esta situación me ha hecho recordar el día que decidí comprar el piso que ahora he puesto a la venta. Todo fue muy rápido. Sólo hice una visita, suficiente para saber que el piso me interesaba. De acompañante llevé a Espigorri, a los que le conocéis no es necesario que os diga nada y el resto os podréis hacer una idea con mi relato. Me lo encontré en la calle camino del piso. Le dije a lo que iba y me dijo que se apuntaba. Y allí que nos fuimos, a comprar un piso como quien va a comer unas rabas. Estuvimos acompañados por la chica de la inmobiliaria. El piso era de un matrimonio muy mayor. Nos recibió la mujer. Durante el corto espacio de tiempo que duró la visita, yo no abrí la boca. Espigorri, sí. Una vez, suficiente para dejar su impronta. No quería saber si la calefacción era de gas o sí se había cambiado la instalación eléctrica, como me dicen a mi estos días. Le preguntó a la propietaria si “la cama era resistente”, frase acompañada de movimientos evidentes de pelvis. La señora puso cara de “¡vaya par de subnormales!”. Antes de que Espigorri se viniera arriba decidí dar por terminada la visita. El resto de la historia ya la sabéis.
En la foto, Espigorri es el del vaso de vino...
Efectivamente, fuiste con Espi ... hubiera pagado por ese momento
ResponderEliminarculega ...
ResponderEliminar¿Y la cama era resistente?
ResponderEliminarNo, porque la señora se hubiese limitado a amordazar a Espi y a dejarlo amarrado al colchón.
ResponderEliminarmenos mal que fue rapido.
ResponderEliminarmuxus!!
Te deseo felices dias, estes donde estes y hagas lo que hagas, intenta ser feliz siempre!
besitos
ES UNA ORDEN DISFRUTA!!
fue una gran compra
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