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lunes, 26 de septiembre de 2011

Zinemaldia


El Festival de Cine de San Sebastián ha sido conocido a lo largo de su historia por diversos motivos extra-cinematográficos. En un principio se le relacionaba con la muerte de sus visitantes más ilustres. Se decía que a todo veterano, ya fuera actor, actriz o director, que visitaba el festival le quedaban dos telediarios. Esta leyenda parece que ha pasado a mejor vida, nunca mejor dicho. Otra de las razones por las que se conocía al Zinemaldi era por el palmarés, considerado, año tras año, por la crítica y el público, como un despropósito. Este año se han vuelto a repetir los mismos titulares que en pasadas ediciones y la decisión del jurado internacional que presidía Frances MaCdormand no ha contentado a casi nadie. Yo no puedo opinar porque no he visto ninguna de las dos películas ganadoras, la española “Los pasos dobles”, de Isaki Lacuesta, y la griega "Adikos Cosmos”, de Filippos Tsitos. Aunque si puedo intuir que a Frances MaCdormand o Guillermo Arriaga pueda cautivarles el cine que se hace en Europa, tan alejado del que se estrena habitualmente en las salas comerciales y que lo que premian es otra forma de entender el oficio de hacer cine. Me imagino lo que ha tenido que sufrir Alex de la Iglesia ante tanta carga de profundidad. De lo que yo he visto, me quedo con cuatro películas: una española, “No habrá paz para los malvados”, de Enrique Urbizu, una finlandesa, “Le Havre”, del maestro Aki Kaurismaki, una inglesa, “Shame”, de Steve McQueen, y la vasca “Urte berri on, Amona!”, de Telmo Esnal. Imprescindibles.

La imagen no es un fotograma de una película de autor. Son los culegas...

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