Ayer salí de mi sofá para ver "La verdad", primer película dirigida por el guionista James Vanderbilt ("Zodiac"), con Cate Blanchet y Robert Redord de protagonistas. El cine de periodistas insobornables es todo un género en el cine norteamericano del pasado. Ahora, el periodista héroe, tal y como está la profesión, no resulta muy creíble. Vanderbilt lo sabe y recurre a una historia real ambientada hace una década, en plenas elecciones estadounidenses, con Bush hijo como claro favorito para ser reelegido presidente. Dos periodistas, Dan Rather, una leyenda de la televisión, y su productora, Mary Mapes, responsables de uno de los programas de noticias más riguroso y respetado de la cadena CBS, destaparon la existencia de unos documentos que demostraban que Bush padre influyó para que su vástago pudiera librarse de ir a la guerra de Vietnam. Las consecuencias de tal osadía acabaron con la carrera profesional de Rather y con el despido de Mary Mapes. La película cuenta la lucha de ámbos para que prevalezca la verdad en un mundo construido a base de mentiras, grandes y pequeñas. Y es que el poder tiene la capacidad maligna de cambiar la historia, de que los héroes parezcan villanos y viceversa. Una película para adultos, lo que en estos tiempos de infantilismo a ultranza no es para desdeñar.
Por cierto, mañana quiero hablaros del estrés laboral. Lo digo para que no se me olvide...
Por eso el Fugitivo huyo de las redacciones...
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