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viernes, 26 de febrero de 2016

Carol


Hace mucho que no hablo de cine. Me lo recordó ayer mi amiga Dana. Para complacerla, voy a diseccionar, con mi frivolidad habitual, la cartelera cinematográfica. La mejor película que se puede ver en estos momentos es "Carol", de Todd Haynes, un tipo que empezó dispuesto a dinamitar el cine de Hollywood y que se ha convertido con el paso de los años en un moderno Douglas Sirk, el maestro del melodrama hollywoodiense de los 50. No conozco la novela homónima de Patricia Highsmith en que se basa "Carol", pero estoy convencido de que la escritora norteamericana admiraría esta película donde todo, desde la elegante dirección de Haynes a la excepcional fotografía de Ed Lachman, más una exquisita dirección artística y una cuidada banda sonora, está al servicio de la historia. Haynes, con la colaboración de dos actrices portentosas como Cate Blanchett y Rooney Mara, crea dos retratos femeninos que forman ya parte de la historia del cine. Almodóvar mataría por haber hecho esta maravillosa película. 

"Es el privilegio del arte que ha comprendido, como explicaba Santos Zunzuneui en un luminoso ensayo, que hacer cine hoy en día implica, necesariamente, ajustar cuentas con el cine y con el arte del pretérito, asumir el humus sobre el que fermentan las imágenes del presente y dotar a estas de una nueva densidad expresiva capaz de conquistar su propia autonomía creadora. En esa estela viene a inscribirse gozosamente una película en cuyas imágenes la historia del cine y su poder de seducción (Carlos Losilla dixit) reverberan sobre nuestro presente desde el pretérito de los años cincuenta invocado por la historia, a la vez que dan forma y belleza -es decir, convierten en hermosa materia cinematográfica- a la textura inmaterial del deseo y a la vibración emocional de la mirada. Palabras Mayores". Carlos F. Heredero, Caiman Cuadernos de Cine.

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