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jueves, 3 de marzo de 2016

Compadreo


Va de política, por si no quieres seguir...No oí el discurso ayer de Pablo Iglesias en el Congreso. Sí he leído las descalificaciones de unos y otros a sus palabras. Y he llegado a la conclusión de que Iglesias tiene un problema, achacable a buena parte de los jóvenes y a la mayoría de los más de cinco millones de personas que le votaron, y no es su soberbia intelectual, es que no sabe mentir y esa sinceridad es incompatible con el sistema. Lo que vino a decir ayer Pablo Iglesias es que se acabó el compadreo por el que se ha regido la política española desde finales de los 70. Que menos Venezuela, menos ETA, menos coartadas, y más enfrentarse a los fantasmas que anidan dentro de unos partidos que han gestionado el Estado como si fuera su finca particular, siglas enfangadas en inumerables casos de corrupción que les inhabilita para liderar la regeneración imprescindible de la vida pública. ¿Mintió Iglesias cuando se dirigió a la bancada popular para recordarles que su partido lo fundaron exministros de la dictadura? ¿O cuando recordó a los socialistas que tienen las manos manchadas de cal viva? Ayer por la tarde, en uno de esos programas de información política que abundan en La Sexta, tres periodistas complacientes descalificaban la intervención del líder de Podemos acusándole de mitinero y de haber recuperado el megáfono. Mientras les oía se me escapó un ¡qué bien han vivido los puñeteros! Lo de cambiar para que todo siga igual ya no cuela. La fiesta se acaba...

"Hemos ganado, pero aún no sabemos quiénes", Pío Cabanillas, ex-ministro con Franco, UCD y PP, después de unas elecciones generales

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