Silencio, por favor

Hay gente a la que nunca le han dicho "¡cállate ya!". Aznar, por ejemplo. Ahora dice que habría que estirar la edad de jubilación hasta los 70 años. No creo yo que Warren Beatty y Faye Dunaway estén muy de acuerdo. Los aznares de este mundo siempre ofrecen las mismas soluciones de chichinabo, mientras ellos, y los que les rodean, a vivir la vida. Nos falta valor para ponerles donde se merecen. Está claro que a este hombre nadie le ha dicho nunca un más que merecido "¡cállese ya, por favor!", frase que habría que repetir a tanto genio incomprendido que circula por las redes sociales. Tengo un amigo que ha estrenado recientemente una película. Me comentaba el sábado el miedo que ha pasado durante los días en los que su película ha estado en cartelera y por lo tanto expuesta al escarnio público. Me decía que todo el mundo opina, independientemente de haberla visto o no. Antes, eran cuatro gatos los críticos y ahora hay multitud de personas, con cientos de seguidores cada una, que tienen un altavoz donde poder expresar su opinión. Y, según mi amigo, te sientes como un trapo al que todo el mundo sacude, que no hay crítica positiva que te alivie ante tanto zarandeo y que son las negativas las que se te quedan grabadas. Y es que de la ira de las redes sociales no se libra nadie. Hablar bien de algo o de alguien no interesa, está mal visto. Si quieres destacar, entre tus amigos, en el trabajo, tienes que marcar distancias y salirte de los lugares comunes en los que su mueven el resto de los mortales. Si dices que te gusta "La La Land" te responderán enseguida que está sobrevalorada, que se nota que no sabes quién es Jacques Demy. He empezado con Aznar y he acabado con "La La Land". Debería de guardar silencio.

"La mitad del mundo tiene algo que decir, pero no puede; la otra mitad no tiene nada que decir, pero no calla". Robert Frost