¡Malditas series!

Dice Lucrecia Martel en una entrevista que le gustaría proyectar su última película, "Zama", sin imágenes, solo con sonidos. Vista la película, no me parece descabellada la idea. Es más, no hubiera sido mayor el desconcierto que mostraban al finalizar la proyección las personas que compartieron conmigo la experiencia lisérgica que supone ver la película de la directora argentina. Basada en la novela homónima del también argentino Antonio Di Benedetto, obra considerada por los especialistas como inadaptable al cine, "Zama" se aleja por completo de las películas al uso, y nos remonta a épocas donde el cine de autor, las propuestas más radicales, tenían un público y eran celebradas en los festivales más importantes. Ahora, ese cine casi ha desaparecido de las salas y los festivales se abren a propuestas que llegan de la televisión. Y ante esta realidad es normal que el público, mayoritariamente de edad avanzada, se sienta indefenso y perdido ante una película como "Zama". La pregunta que me surge es dónde están los que antes veían este otro cine y a qué dedican su tiempo libre. Para Lucrecia Martel, la respuesta está en el  conservadurismo que todo lo invade y que en el ámbito audiovisual tiene un culpable evidente, las series de televisión: "las series de calidad han ocupado el consumo del cine de autor, lo que supone una vuelta a narrativas muy conservadoras y con una dinámica de televisión, lo que supone un paso atrás en la complejidad narrativa-audiovisual". Sin ir más lejos, yo soy uno de esos desertores, una rata de cinemateca que ha mutado en burgués devorador de series. Ahora me encuentro en el dilema de si debo o no programar  "Zama" en el cine donde trabajo. Si no lo hago, remordimientos de por vida, y si lo hago pienso que puedo dañar a las pocas neuronas que les quedan a los espectadores entrados en años que acuden al cine a pasar un buen rato. ¡Malditas series!

"Hollywood es como estar en ningún lugar hablando a nadie sobre nada". Michelangelo Antonioni