Qasim

En los seis años que viví en el Casco Viejo de Bilbao solo me eché un amigo. De vernos en el portal, era un vecino, pasamos a saludarnos por la calle y de ahí a coincidir, como no, en los bares. En uno en concreto, el Saibigain, su bar. Y congeniamos. Nos convertimos en poco menos que inseparables. Posteriormente se fueron añadiendo a la cita otros amigos, como Desmon, Toño, Ernesto, Arantza, Aintzane, Adolfo, Txutxi,  Eugenio y Juan Carlos. Quedábamos todos los jueves en el Saibigain a cenar y a degustar los vinos más variados, siempre con el consejo de mi vecino y amigo, en aquellos tiempos experto sumiller. Durante un tiempo nos dedicamos a la buena vida. Todo principio tiene un final y éste llegó un día lluvioso, hace ya varios años, en un restaurante de Getxo. Allí Pedro nos citó para comunicarnos que dejaba de llamarse Pedro y que a partir de ese momento le llamáramos Qasim. Qué se había convertido al Islam. Nervioso ante nuestra reacción, pronto se dió cuenta de que no había nada que temer. Alguien comentó algo así como "qué bien, ¿pedimos otra de quisquillón". Y a partir de entonces tengo un amigo musulmán que se llama Qasim. Ahora vive en las Alpujarras granadinas, en Orgiva, y regenta el establecimiento más conocido y respetado de esa zona, la Tetería Baraka. Lo considero uno de mis mejores amigos y espero verlo en navidad y es que su presencia me reconforta. No voy a seguir que me pongo sentimental.