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lunes, 26 de marzo de 2018

Adultos


España es divertida cuandos se trata de cuestiones baladíes. Mandar a Chikilikuatre a Eurovisión, por ejemplo, o a Rodrigo Rato al Fondo Monetario Internacional. En ese terreno es imbatible. La cosa cambia cuando se trata de temas serios o más complejos, donde sale a relucir una mala baba que echa para atrás, un hedor con aroma del pasado que apesta. Por un lado, se reivindica la alegría de vivir y por el otro, el garrotazo y tentetieso. Hace unos meses escribí que "España huele a cuco" y que mi profesor de Formación del Espíritu Nacional, al que llamábamos Morroputa, estaría orgulloso de ver cómo se afronta el tema de Cataluña desde el Estado. Ayer, tras la detención de Carles Puigdemont,  comprobé que en España abundan los "morroputas", que su espíritu sigue más vivo que nunca. Franco murió en la cama y sus sucesores, empezando por el jefe del Estado, utilizan la Constitución y la democracia para reprimir una aspiración legítima y perpetuar por la fuerza una unidad que solo existe en su imaginación. El problema solo se resolverá cuando los catalanes, todos, con los mismos derechos, puedan decidir si quieren o no formar parte de España. En Cataluña no ha existido ninguna rebelión violenta, ni se ha declarado de verdad ninguna República. Afrontemos el problema con la seriedad que requiere, y, por una vez, comportemonos como adultos. Todos.

"Esta es la primera época que ha prestado mucha atención al futuro, lo cual no deja de ser irónico, ya que tal vez no tengamos ninguno". Arthur C. Clarke

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