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miércoles, 14 de noviembre de 2018

Mi vida sin mí


La última semana he pasado parte del tiempo en un hospital, de visita, y he recordado cuando estuve ingresado durante un mes en un sanatorio de esos que hace años existían para acoger a tuberculosos y tísicos varios. Me metieron en una habitación con otras tres personas, a cual más podrida, y la primera noche se murió el hombre que ocupaba la cama de enfrente. De madrugada pasaban monjas a rezar al difunto y pensé que mi hora había llegado. Me equivoqué, como tantas veces a lo largo de mi vida, aunque he arrastrado varias secuelas físicas desde entonces. Durante mi experiencia hospitalaria aprendí que cuando en un hospital te van a tocar y te dicen "te va a doler un poco" significa que vas a ver las estrellas. Y recuerdo que lo que peor llevé durante mi estancia en aquel siniestro sanatorio, hace más de 30 años, fue que mientras yo permanecía postrado en la cama, en unos cines que había en la Plaza de Zabálburu de Bilbao, los Abra, que luego se convirtieron en salas X, proyectaban un ciclo sobre Jean Luc Godard, un director de cine sobre el que había leído numerosos artículos y libros y del que no había visto ninguna película porque no llegaban a las salas comerciales. Más allá que acá y pensando en Godard. Mi vida.

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